Capítulo 1. Cuando ya no hay paz.
... Su corazón estaba atado a esta humilde parcela de tierra situada cerca de Asís, y a su iglesita de Santa María, que él mismo había restaurado con sus manos. ¿No era allí donde 15 años antes el Señor le había hecho la gracia de comenzar a vivir con algunos hermanos según el Evangelio? Todo era entonces bello y luminoso, como una primavera de la Umbría, los hermanos formaban una verdadera comunidad de amigos. Entre ellos el trato era fácil, simple, transparente. Era en verdad la transparencia de una fuente. Cada uno estaba sometido a todos y no tenía mas que un deseo: seguir la vida y pobreza del altísimo Señor Jesucristo... Pero ahora todo estaba amenazando ruina... -Porque, añadían, en la Iglesia, cómo en todas partes, se respeta al que se hace respetar. Estos, pensaba tristemente Francisco, no tienen el gusto de la simplicidad y de la pobreza evangélica.
...Y eso le hacía daño, muchísimo daño. Y luego los otros, todos los que so capa de libertad evangélica o por tener aspecto de menospreciarse a sí mismos se permitían toda clase de fantasías y originalidades del peor gusto. ...-Tengo ganas -dijo- de llegar allá arriba y encontrar un verdadero nido de Evangelio. Sobre el monte el aire es más puro y los hombres están más cerca de Dios.
...-El Evangelio no tiene necesidad de ser justificado. Hay que tomarlo o dejarlo.
...Ya no podía mostrar a sus hermanos el rostro abierto y alegre, como siempre había hecho. Y por eso se iba lejos,...
...Lo que le agotaba no era el peso de los años...Lo que le hacía andar así, casi titubeando, era el pensamiento y el cuidado de cada uno de sus hermanos en particular.
...No había roto su capacidad. No había hecho más que profundizarla y purificarla.
...Tenía por costumbre decir siempre cuando llegaba a una casa: "Paz a esta casa", como pide el Señor en el Evangelio. Pero ¿tenía derecho a hacerlo ahora? ¿no era desleal por su parte ofrecer una cosa que no tenía, presentarse como un mensajero de paz cuando tenía el corazón vacío de ella?... En su noche no había estrellas. Pero ¿es que hacía falta que amaneciera el día para seguir el Evangelio y obrar como pide el Señor?
Capítulo 2. Solo en la noche.
...Allá arriba se seguía la regla que Francisco había dado no hacía mucho, especialmente para las ermitas...
...Sin comodidad ni brillo, esta vida no toleraba artificios. EL hombre se veía obligado a reencontrar su verdad. Se hacía sobrio de palabras y de gestos. Sus mismos sentimientos se apaciguaban y se hacían más simples. No a fuerza de lecturas ni de replegamiento sobre sí, sino por esta santa y áspera obediencia a las cosas a que obliga la pobreza cuando se acepta en todo su rigor...
...Nada ayuda a saborear ni a comprender tanto la palabra de salvación como vivirla uno mismo hasta el límite. Solamente cuando uno se ha expuesto a todas las intemperies, se da cuenta verdaderamente de lo que es un techo. Y lo mismo cuando se vive lejos de todo apoyo humano y de todo lo que da habitualmente a la existencia una apariencia de solidez, se encuentra la verdad de estas palabras: "Mi roca, mi fortaleza, eres Tú"...
...Le parecía entonces que Dios se había alejado de él, y llegaba a preguntarse si no había presumido de sus fuerzas...
...Ya no sabía lo que Dios quería de él y se preguntaba con angustia qué debía hacer para serle agradable... Creía que se había dejado conducir por Dios. Y había tropezado con el fracaso...
...Solo, en la noche, Francisco temblaba también. Pero no era con ese miedo que tienen los hombres cuando sienten su vida amenazada. Temblaba por no conocer los designios de Dios sobre él. Se preguntaba qué era lo que Dios quería de él y temía no oír su voz...
Capítulo 3. La última estrella.
...-Sí, nuestro padre está en peligro -dijo Clara-. Pero la mano de Dios no lo ha dejado. Es ella la que le conduce. Seguramente, Dios quiere purificarlo como el oro en el crisol. Y nos lo devolverá más resplandeciente que el sol, no lo dudo. El amanecer de Dios en su alma es más cierto que el de la aurora sobre la tierra. Pero nosotros tenemos que rodearle y sostenerle en esta prueba terrible, para que la amargura no eche raíces en su corazón. No basta que el grano germine y dé fruto. Es preciso velar para que el fruto no sea amargo. La amargura estropea toda madurez. Ese es el gusano roedor. Ahí está el peligro, hermano León...
...-Sólo Dios es santo -replico vivamente Francisco-. Y yo no soy más que un pecador. ¿Lo oyes, hermano León? un vil pecador. Sólo me queda una cosa en mi noche: y es la inmensa piedad de mi Dios. No, yo no puedo dudar de la inmensa piedad de mi Dios. Pide solamente, hermano León, para que en mis tinieblas no se apague a mis ojos esta última estrella.
Capítulo 4. El gemido de un pobre.
...Decirle que no tenía nada contra la ciencia ni contra la propiedad en general, pero que sabía é1, el hijo del rico mercader de tejidos de Asís, lo difícil que es poseer algo y seguir siendo el amigo de todos los hombres, y, sobre todo, el amigo de Jesucristo. Que allí donde cada uno se esfuerza en hacerse un haber ya se ha acabado la verdadera comunidad de hermanos y amigos. Y que no se podrá nunca hacer que el hombre que tiene algunos bienes a la vista no tome espontáneamente una actitud defensiva con respecto a los otros hombres...
...-En la hora de la prueba, en la tentación o en la tristeza, no son los 1ibros los que pueden venir a ayudarnos, sino simplemente la palabra del Señor Jesucristo.
...-Ahora yo sé a Jesús pobre y crucificado. Esto me basta.
...La tristeza en que estaba sumergido su padre les hundía. Y, sin embargo, cuando é1 se encontraba en medio de ellos se esforzaba en no dejar aparecer los sentimientos profundos que le torturaban. Se mostraba afable, atento a cada uno de ellos y de una bondad exquisita...
...Antes, cuando los hermanos iban por ramas al bosque les recomendaba que no cogieran las cepas, para dejarles la esperanza de reverdecer. Ahora se preguntaba ansiosamente si la cepa había sido bastante perdonada y si un día iba a poder volver a brotar.
Capítulo 5. Cada vez más tinieblas.
...El hombre está solo ante Dios, sin escapada posible, sin libros para distraerle, nadie que le mire o le anime. Se encuentra siempre vuelto a sí mismo...
...Deja esos pensamientos y vuelve con nosotros. Tenemos todos necesidad de ti...
Capítulo 6. ¿Empieza a clarear el alba?.
...Pero el Señor no nos ha pedido, a nosotros, hermanos menores, ni hacer, ni retornar ni, defender nada en la Santa Iglesia. El mismo me ha revelado que debíamos vivir según la forma del Santo Evangelio. Vivir, sí, simplemente vivir. Eso sólo, pero plenamente...
...Serán verdaderos hijos del Evangelio. Serán hombres libres porque nada limitará sus horizontes. Y el Espíritu del Señor soplará en ellos como quiera.
...-Si supiera sólo lo que tengo que hacer.
-Quizá no haya nada que hacer.
...-Sabe esperar, como Dios solo sabe esperar... Espera siempre. Hasta el fin... Nosotros tenemos pena que la cizaña pueda quizás cambiar un día en trigo y dar hermosos granos rojos y dorados...
...-El corazón de Dios no late al mismo ritmo que el nuestro. Tiene su movimiento propio. El de su eterna misericordia, que se extiende de edad en edad y no envejece nunca. Nos es muy difícil entrar en este tiempo divino. Y, sin embargo, solamente en él podemos encontrar la paz.
...-...Pero si viniera a decirme que ha prendido fuego al monasterio y que está quemado ya todo o casi todo, creo que en ese momento no tendría nada que decirle. Me encontraría ante un acontecimiento que me sobrepasa. La destrucción del monasterio es verdaderamente algo demasiado grande para que me turbe profundamente. Lo que Dios ha construido el mismo, no se sostendría por la voluntad o el capricho de una criatura. Tiene otra clase de solidez.
...-¡Ay! -dijo Francisco-. En mi noche ando a tientas y no veo nada.
-Pero Dios te conduce, a pesar de todo -aseguró Clara.
-Lo creo, a pesar de todo -aseguró Francisco.
...El campesino reía de buena gana, De repente, mirando fijamente a Francisco, se puso serio.
-Pero ¿no eres tú el hermano Francisco? los hermanos de la ermita que vienen a pedir a casa nos han dicho que el hermano Francisco vivía con ellos allá arriba, en la montaña.
-Soy yo -respondió simplemente Francisco.
-Pues bien -dijo el campesino, en tono casi confidencial, golpeándole amistosamente el hombro-. Trata de ser tan bueno como se dice. Mucha gente ha puesto su confianza en ti; es preciso no decepcionarles.
-Dios solo es bueno, Paolo -dijo Francisco-. Yo no soy mas que un pecador. Escúchame bien, amigo: si el último tipo hubiera recibido tantas gracias como yo he recibido, me pasaría cien codos en santidad.
-¿Y yo? -contestó el paisano bromeando-, también puedo llegar a ser santo?
-Pues claro, Paolo -dijo Francisco-. A ti también te quiere Dios. Tanto como a mí. Basta creer en ese amor para que se te cambie el corazón.
Capítulo 7. Una alondra cantó sobre los arados.
...Durante la comida, Francisco se mostró muy a gusto. Había colocado a Rufino cerca de é1 y le hablaba con naturalidad, como sí nada hubiera pasado. Como si Rufino hubiera estado a11í realmente no sólo de cuerpo, sino de corazón... Sus palabras, sus actitudes, no le venían dictadas del exterior. Vivía profundamente, intensamente. Y esta plenitud de vida y de bondad se desbordaba hacia afuera, sin ninguna premeditación, siguiendo su ritmo propio.
...Y mientras decía las palabras: "Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has abandonado?", le cogió como nunca ese sentimiento de abandono expresado por el Señor mismo... No lo encerraba en su sufrimiento. Al contrario, le abría al de Cristo por lo más profundo de sí mismo... Participaba en él. Lo sufría como una experiencia personal. Hasta la náusea... Era preciso seguir hasta el fin. Y, como él, dejarse conducir por Dios a través de un abismo de abandono y gustar, en una soledad atroz, la áspera muerte del Hijo del Hombre.
...Cristo había muerto, se había entregado a su padre en un derrumbamiento total. Había aceptado el fracaso... Ya no quedaba más que esta sola realidad desmesurada: Dios es. Eso solo importaba.
...-...Yo soy el Señor y el pastor. Es cosa mía. No te asustes más.
Capítulo 8. Sí supiéramos adorar.
...-Seguía juzgando a la gente y a las cosas según lo había visto hacer en mí casa, en mi familia... Al hacerme fraile menor juzgaba igualmente que hacer el oficio de portero o de cocinero, como ir a pedir o cuidar de los leprosos, era rebajarse a una condición inferior.
...-Me humillaba por deber y verdaderamente yo me sentía humillado por ello.
...-Terminé, naturalmente, por pensar que los otros hermanos, los que iban a predicar, me tomaban por su criado.
...-Así lo hacía todo por deber. Creía que eso era la vida religiosa, pero yo me estaba esforzando en meterme un vestido mal cortado sin poder parar dentro. En cuanto podía me libraba. Mí vida, mi verdadera vida, estaba en otra parte. Estaba allí donde yo me encontraba a mí mismo. Cada día, en efecto, no tenía más que una prisa: terminar con esos viles empleos para refugiarme en la soledad.
...-Todo lo que hacía por deber lo hacía sin corazón, como un forzado que arrastra su cadena... Veía en cada uno de ellos un señor, del cual era yo esclavo. Me sentía despreciado.
...-El Señor ha tenido piedad de ti -dijo Francisco-. Y es así como tiene piedad de cada uno de nosotros. A su hora. En el momento que nosotros lo esperamos menos.
...-En una familia en donde no hay criados, las cosas se hacen con naturalidad, es la madre la que hace la comida, sirve la mesa, limpia la casa y se molesta por todos a todas horas... No se cree la criada. Ama a su marido y a sus hijos.
...-Pensaba que había dejado el mundo porque había cambiado de ocupación. Me había olvidado de cambiar de alma.
...-Ahora sabes lo que es un hermano menor: un pobre, según el Evangelio; un hombre que, libremente, ha renunciado a ejercer todo poder, toda clase de dominio sobre otros, y que, sin embargo, no es conducido por un alma de esclavo, sino por el espíritu más noble que hay, el del Señor. Esta vía es difícil. Pocos la encuentran. Es una gracia...
...-No llegarás a ello luchando, sino adorando -replica dulcemente Francisco-... Dios es, eso le basta. Y eso le hace libre.
...-Sí supiéramos adorar -dijo entonces Francisco-, nada podría verdaderamente turbarnos...
Capítulo 9. No hay que despreciar nada.
...La luz que brillaba ahora en su mirada había arrojado de su rostro todos los trazos de sombra, pero no llegaba a borrar en ella la expresión de gravedad donde se leía la profundidad de un alma que Dios mismo ha vaciado para vivir en ella más a gusto.
...Le gustaba ir allí a recogerse y rezar. No decía nada o casi nada. Su oración no estaba hecha de fórmulas. Escuchaba, sobre todo. Se contentaba con estar y prestar atención... Era preciso saber escuchar y comprender, sin rechazar nada, sin turbar nada, humildemente y con el mayor respeto, haciendo silencio en si mismo... El viento se había hecho su gran amigo. ...Pobre entre los pobres... No guardaba nada para él. Sembraba y pasaba... No atado a nada era libre en el espacio inmenso. Soplaba donde quería, a imagen del Espíritu del Señor,...
...El dolor de esta madre no le era ajeno. La comprendía mejor que nadie, porque é1 mismo, desde hacia meses, sufría un dolor idéntico.
...-Es preciso, sobre todo, no perder la confianza. Se puede perder todo pero no la confianza.
...El sufrimiento de este mundo le pareció inmenso y sin fondo, como la noche.
Capítulo 10. No se puede impedir al sol que brille.
...-¡Ay si pudiéramos tener un poco de esta pureza -respondió León-, también nosotros conoceríamos la alegría loca y desbordante de nuestra hermana agua y su impulso irresistible!
...-...No te preocupes tanto de la pureza de tu alma. Vuelve tu mirada hacia Dios. Admírale. Alégrate de lo que él es... Y cuando te hayas vuelto así hacia Dios, no vuelvas mas sobre ti mismo. No te preguntes en donde estás con respecto a Dios. ...E1 corazón puro es el que no cesa de adorar al Señor vivo y verdadero. Toma un interés profundo en la vida misma de Dios y es capaz, en medio de todas sus miserias, de vibrar con la eterna inocencia y la eterna alegría de Dios.
...-Es verdad -respondió Francisco-. Pero la santidad no es un cumplimiento en sí mismo, ni una plenitud que se da. Es, en primer lugar, un vacío que se descubre, y que se acepta, y que Dios viene a llenar en la medida en que uno se abre a su plenitud.
...-Es preciso solamente no guardar nada de sí mismo. Barrerlo todo, aun esa percepción aguda de nuestra miseria; dejar sitio libre; aceptar el ser pobre; ...su deseo de perfección se ha cambiado en un simple y puro querer a Dios.
...-...Ahora ya no pido cuentas a Dios. He comprendido que esta actitud era infantil y ridícula. Dios es como el sol. Se le vea o no se le vea, que aparezca o se oculte, él brilla.
...-...Depende de cada uno de nosotros, por nuestra parte, que los hombres sientan o no la misericordia de Dios. Por eso la bondad es una cosa tan grande.
...-...Qué podíamos hacer para vivir de una manera más perfecta. Podemos, desde luego, dejar a nuestros hijos para llevar la vida de los hermanos, pero ¿cómo tenemos que hacerlo?
-Basta con observar el Santo Evangelio en el estado mismo en que el Señor os ha llamado -respondió simplemente Francisco.
-Pero ¿cómo hacer eso en la práctica?.
...-"Que el más grande entre vosotros sea como el más pequeño, y el jefe como el que sirve."... Tendrá cuidado de cada uno de ellos con tanta bondad como quisiera que le mostraran si estuviera é1 en su sitio... Y ante una falta de uno de ellos, no se irritará contra él, sino que con toda paciencia y humildad le advertirá y le soportará con du1zura. Eso es vivir el Santo Evange1io... Es preciso volver siempre a la simplicidad del Evangelio... Pero por una sola palabra que les parece una afrenta contra su cuerpo, y por una bagatela que les roban, enseguida se ponen escandalizados y turbados. Esos no son pobres de espíritu;...
...Esta imagen de oprobio y de dolor era verdaderamente la luz que aclaraba sus pasos. Era la que le descubría la creación.
Capítulo 11. Más pobre que el leño muerto.
...-Porque hace un momento, mientras rezábamos tercia, me distraía tanto que acaparaba toda mí atención. Era justo que en recompensa la sacrificara al Señor -explicó Francisco.
...-...Lo importante es estar presto a hacer este sacrificio al Señor. Solo con esta condición conserva su alma disponible.
...-...EL hombre no es grande hasta que se eleva por encima de su obra para no ver más que a Dios... Quemar un cesto de mimbre que ha hecho uno mismo no es nada, ya ves, aunque está muy bien hecho, pero despegarse de la obra de toda una vida es algo muy distinto... El hombre no es salvado por sus obras, por muy buenas que sean. Es preciso que se haga él mismo obra de Dios... Solamente a partir de este estado de abandono y en esta confesión de pobreza, el hombre puede abrir a Dios un crédito ilimitado, confiándole la iniciativa absoluta de su existencia y de su salvación.
Capítulo 12. Más lleno de sol que el verano.
...-...Se les llama los innovadores, pero han seducida a muchos y la desgracia es que, por reacción contra ellos, algunos hermanos se dejan ir a toda clase de excentricidades del peor gusto, bajo pretexto de austeridad y de simplicidad evangélicas... No se dan cuenta de que obrando así desacreditan a todos los hermanos...
...Francisco se callaba.
Su mirada estaba fija en el suelo sembrado de agujas y de ramitas secas. Se puso a pensar que la menor chispa caída al azar sobre esta alfombra bastaría para abrasar todo el bosque.
...-Es verdad, Tancredo. Están los otros, he pensado muchísimo en esto, créeme -dijo Francisco-, pero no se ayuda a los hombres a practicar la dulzura y la paciencia evangélicas comenzando por golpear con el puño a todos los que no son de nuestro parecer, sino más bien aceptando uno mismo los golpes.
...-...Si el Señor quisiera arrojar de delante de su rostro todo lo que hay de impuro y de indigno, ¿crees que habría muchos que pudiesen encontrar gracia?, seriamos todos barridos, pobre amigo mío. Nosotros como los otros... Lo ha hecho para mostrarnos que él era el dueño de su casa, pero, ya lo habrás notado, no lo ha hecho más que una solo vez y como jugando, después de lo cual é1 se ofreció a si mismo a los golpes de sus perseguidores, y nos ha mostrado de ese modo lo que os la paciencia de Dios.
...-...Me ha hecho ver que la más alta actividad del hombre y su madurez no consiste en la prosecución de una idea, por muy elevada y muy santa que sea, sino en la aceptación humilde y alegre de lo que es, de todo lo que es. El hombre que sigue su idea permanece cerrado en sí mismo... Le falta el silencio, la profundidad y la paz.
...-...Sólo el hombre que acepta a Dios de esta manera es capaz de aceptarse verdaderamente a sí mismo. Se hace libre de todo querer particular.
...-...Nos es preciso aprender a ver el mal y el pecado como Dios lo ve. Eso es precisamente lo difícil, porque donde nosotros vemos naturalmente una falta a condenar y a castigar, Dios ve primeramente una miseria a socorrer... Nadie ama como Él, pero nosotros debemos intentar imitarle. Hasta ahora no hemos hecho todavía nada. Empecemos, pues, a hacer algo.
...-...Mira, evangelizar a un hombre es decirle: "Tu también eres amado de Dios en el Señor Jesús", y no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. Y no sólo pensarlo, sino portarse con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que él pensaba... Y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza y de estima profundas. Es preciso ir hacía los hombres... Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no les aparezcamos como una nueva especie de competidores. Debemos ser en medio de ellos testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias y sin desprecios, capaces de hacerse realmente sus amigos. Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo."
sábado, 23 de agosto de 2008
De Francisco a Clara:1209-1212/2009-2012
Quisiera proponer como punto de partida de nuestra reflexión el hecho del aislamiento de Francisco en los primeros tiempos de su conversión, 1205/06-1208, y el semejante aislamiento de Clara en los años antes del 1212. Con alguna libertad poética, quisiera indicar los primeros meses del año 1208 come un “espacio vacío” donde nosotros podemos ejercer nuestra imaginación. Digo los primeros meses del 1208 para que podamos imaginarnos un joven, Francisco, que durante tres años y tentaba vivir según una inspiración que había recibido, pasando por varias etapas. Y en aquello primeros meses del 1208 (podemos aún imaginarnos los meses fríos de enero y febrero que ahora conocemos en Asís), podemos imaginarnos una “Doña Clara” bastante aislada, todavía en su casa familiar, buscando el modo de externar su creciente conocimiento de una llamada del Señor hacia una “cosa” que queda todavía poco conocida.
Francisco sigue trabajando en el arreglo de capillas arruinadas afuera de las murallas de Asís, guiado por el Señor hacia el servicio de los leprosos que vivían cerca de una de aquellas capillas, vestido como ermitaño laico, rezando como sabía, escuchando atentamente la palabra del Evangelio en la capilla rural y casi abandonada de la Señora de los Ángeles cerca del hospicio de San Lázaro, y luego cambiando su modo de vestirse al entender las palabras del Evangelio sobre el Señor que envía a los doce. Lleno de ánimo y deseo ardiente, reconoce que esto e “lo que quiere con toda el corazón.” Pero se encuentra solo – no están consigo otros once que comparten el camino. No hay ni un compañero, en modo que puedan ir junto, de dos en dos. Está solo.
Mirando hacia arriba desde el pantano malsano de la Porciúncula, se puede vislumbrar la figura de una joven aristócrata que observa, desde la ventana de su casa paterna, la construcción de la nueva catedral de la ciudad. Se crió en medio del ruido de armas entre los muchos caballeros de su familia, atentamente vigilada en sus entradas y salidas por Gianni Ventura, encargado de la seguridad de la casa. Se crió en la piedad de su madre que viajaba lejos en peregrinaciones, enfrentando la incertidumbre y los peligros de aquellos viajes. En edad de merecer, quiere proponer al que le lleva propuestas de matrimonio las enseñanzas de la vida cristiana. Parece una penitente que vive en familia – de su porción de la mesa familiar envía una parte para sostener los hombres que trabajan en el arreglo de las capillas abandonadas de la zona. Pero se encuentra sola, aún en medio de una familia grande.
Guiados por la imaginación fundad en los documentos, podemos imaginarnos, en los primeros meses del 1208, dos personas llamadas por el Señor in modos distintos, aparentemente aisladas.
Si no hubiera pasado nada más, podríamos tener todavía a una “Santa Clara de Asís” y un “San Francisco de Asís,” mas sus historias serían separadas y distintas: ella, una penitente devota que pasaba los años, como virgen dedicada, en la cura de sus padres en la casa de familia, en una vida de oración y ayuno, haciendo limosnas con las riquezas de su familia a los pobres y al arreglo de las iglesias. Sería una santa, mas no la santa que nosotros conocemos como “Clara de Asís.” Él, Francisco joven, podría haber sido también un ejemplo del laico cristiano dedicado a la cura de los enfermos, un albañil que vive en pobreza y escribe, quizás, más poesía y música de lo que tenemos. Sí, podría ser un santo excelente, pero no sería el “Francisco de Asís” que conocemos.
Hasta aquel momento que podemos imaginarnos en los primeros meses del 1208, la historia de dos santos, Francisco y Clara, en realidad es la historia de dos soledades. Y podría haber quedado así si algunos acontecimientos y algunas personas no los habían acercado.
?Qué produjo el cambio? Más bien, casi inmediatamente queremos preguntar ?Quién produjo el cambio? En último término, estamos de acuerdo con ellos cuando nos dicen que era el Señor Jesucristo por medio del Espíritu y Su “santa operación” que produjo el cambio. Mas en un modo muy concreto, osea en la manera a menudo preferida por el Señor, la persona que produjo el cambio era, según yo, un vecino, alguien que vivía “entre” los mundos de un Francisco aislado y una Clara aislada. Se llama Bernardo de Quintavalle. Si nos fijamos en la casa de Asís que conocemos como la casa de Bernardo, no se encuentra ni cerca de ninguna “casa paterna” de Francis, ni muy cerca de la nueva catedral de San Rufino. Se queda más bien cerca de la antigua catedral de Santa Maria, a una cierta distancia de los lugares asociados con Francisco y Clara.
?Porqué indicar a Bernardo como la persona con este papel? Es un aristócrata, hombre rico, honrado, una persona de importancia en Asís. Pero él es el “primogénito” de Francisco, por el cual el Pobrecillo tenía un cariño especial. Su decisión de seguir a Francisco en su “vida y hábito” le asegura un papel importante en nuestra historia. Con aquel Pedro que se suele identificar como Pedro de Catanio, se une a Francisco, provocando un cambio en lo que era hasta el momento la historia de un individuo aislado. Van juntos, buscando consejo in una iglesia de Asís, descubriendo los tres textos evangélicos que serán conservados en la Regla no bulada. Francisco se recuerda que “el Señor mi dio hermanos” y “me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio.” Entre poco llegaron otros, y lo que nos preparamos a celebrar en el 2009 es su petición de aprobación de la forma de vida escrita “en pocas palabras y sencillamente.”
Con los acontecimientos llamativos de la venta de las propiedades de Bernardo y la erogación a los pobres de la ciudad, ?podían callarse los chismosos de Asís? ?Tardó mucho la difusión de la noticia de que el hijo de Pedro Bernardone había atraído a otros en su vida de penitente?
Mientras tanto, Clara se queda sola, en casa de su padre, rodeada del ruido de los caballeros y de la construcción de San Rufino, rechazando las propuestas de matrimonio que varios le ofrecían. ?Habría podido bajar en la calle, preguntando a los tenderos sobre la conversión de Bernardo? ?Habría corrido a la plaza pública para ver el reparto de sus riquezas entre los pobres? Las costumbres de la época no aprobaron una semejante acción, y no tenemos elementos que indican que se permitió comportarse en modo tan escandaloso (todavía no).
El Señor sigue trabajando con un plan que a nosotros nos parece tan claro en nuestros tiempos, mirando hacia atrás, mas poco claro para aquellos que vivían en aquellos días.
En el 1209, en una fecha imprecisa, aparece en nuestra historia una figura nueva. Tiene unos cuarenta años, un académico, teólogo y jurista, formado en París y Bolonia, un aristócrata de la sociedad con una posición influyente en la Iglesia, se llama Lotario dei Conti di Segni, y nosotros lo conocemos como Papa Inocencio III. ?Qué papel tiene en nuestra historia?
Con el grupo de sus compañeros, Francisco se presentó al Papa para pedir la aprobación de su modo de vivir según la forma del santo Evangelio. Según las distintas fuentes que tenemos, Inocencio III o dio fácilmente la aprobación o la dio solo después de algún momento de indecisión. Pero parece claro que les dio una aprobación a Francisco, Bernardo, Pedro y los demás que compartían este proyecto de vida evangélica, “los penitentes de Asís.”
La confirmación pontificia incluyó alguna autorización para “predicar la penitencia,” es decir, invitar el público a la conversión moral, sin entrar en la predicación oficial de teología doctrinal.
Una tal autorización abre el paso a Francisco que predica en su pueblo de Asís. Y cuando predica, con el permiso y sin duda el consentimiento del obispo Guido de Asís, una joven aislada, bien acompañada, escucha sus palabras. ?Tuvo lugar a la nueva catedral de San Rufino? ?Había estado en varios lugares de la ciudad? ?Se trata de una ocasión o algo más frecuente? No podemos decir mucho. Pero se formó un vínculo entre los hermanos, Francisco, Bernardo, Pedro, y la joven dama de la nobleza, Clara.
Según nuestros cálculos, alrededor del 1209, la historia de “dos soledades” se transformó en historia de un deseo común, lo de seguir las huellas y la pobreza de nuestro Señor Jesucristo. No se trató de ponerse de acuerdo en un proyecto común que ellos mismos habían elaborado, sino más bien la escucha de una voz común, aunque cada uno escuche con su sensibilidad distinta, una voz que habó en el profundo del corazón “las fragantes palabras del Señor”.
Con la decisión de “Doña Clara” en la cuaresma del 1212 de dedicarse a la vida según el santo Evangelio, como hicieron Francisco y sus hermanos, las “dos soledades” se transformaron mas no se abolieron. Hubo un vínculo profundo entre Francisco con sus hermanos y Clara con sus hermanas en San Damián, mas tenemos poca evidencia de encuentros de Hermano Francisco con Hermana Clara. La presencia de los hermanos era importante para as hermanas de San Damián, y la estima de Clara para con ellos se expresó cuando, junto con las hermanas, tomó la decisión de abstener de comida material cuando los hermanos que les ofrecieron la comida espiritual se remplazaron por capellanes cistercienses. Los dos santos de Asís se comprometieron a la misma vida, difícil y alegre, de discípulos mas por separado, in modos distintos.
Mientras empezamos nuestra conmemoración de la aprobación de la “vida según el santo Evangelio” otorgada por Papa Inocencio III hace tanto años, podemos vislumbrar al horizonte los aniversarios de los 800 años del compromiso de San Francisco y Santa Clara de vivir esta vida evangélica. Podemos subir la tentación de conmemorar estos acontecimientos en forma “folklórica”, fingiendo ser Frailes Menores y Hermanas Pobres del siglo 13. Podemos tomar la decisión de hablar en latín todo el año, comiendo solo gachas del siglo 13. Ya sabemos que gestos semejantes no podrían comunicar ningún sentido de las cosas más importantes en la vida de Francisco y Clara.
Nuestro desafío es otro: dedicarnos al discernimiento, en un espíritu de oración, pidiendo que el “Espíritu del Señor y Su santa operación” iluminen nuestra imaginación. Podemos preguntarnos:
?Qué signo o ejemplo podemos ofrecer a las personas de nuestro tiempo para indicar el Evangelio como fuente y sentido de nuestra vida franciscana? ?Podría ser un signo común propuesto tanto por los Hermanos Menores como por las Hermanas Pobres?
?Cuales son los elementos de nuestro modo de vivir la vocación evangélica que requieren una renovada cura, revitalización, aún reforma?
?Cual es la “palabra” que estamos llamados a proclamar hoy en la Iglesia y en las sociedades que nos rodean? ?Hay una “palabra nueva” que surge del profundo de nuestro corazón?
?Hay un ejemplo creativo y original que nos sentimos llamados a vivir hoy? ?Quizás un ejemplo imposible a concebirse en las generaciones precedentes? Es decir, ?tenemos algo que hacer que es nuestro, único en estos tiempos? algo que non solo continúa mas realza el modo de vivir una vida según el santo Evangelio.
Las preguntas las hago porque tenemos que enfrentar siempre la tentación de cualquier centenario, la de la auto-felicitación. Más bien, con nuestros corazones vueltos al Señor, tenemos que cuestionarnos sobre lo que actúa el Espíritu Santo en nuestros días, y responder con generosidad, indicando a los demás aquella “santa operación,” y apoyándola con nuestra colaboración, limitada y preciosa. Estoy seguro de que ustedes habían recibido en estos días la inspiración del “Espíritu de Señor,” que ha trabajado en medio de todas. Mientras escuchamos las sugerencias que han surgido en estos días de escucha, oración y diálogo, escuchemos la voz del Verbo Encarnado que nos habla a través de nuestras Hermanas.
viernes, 22 de agosto de 2008
Sugerencias para orar con el Evangelio
1. Leer el pasaje .
§ Leer lentamente, varias veces, y subrayar palabras,gestos, actitudes,
frases... que me impactan.
§ Leer el comentario, de la misma forma,para mejor comprender el texto.
§ Hacer silencio y dejar que eso que he subrayado se grabe en mí.
§ Repetir las palabras y frases.
§ Escuchar a Dios ahí y hablarle de eso.
§ Dejarme empapar por la Buena Noticia lentamente,
como la lluvia suave y persistente cala y moja la tierra.
2. Poner el Evangelio en primera persona
El Evangelio es BUENA NOTICIA, HOY, PARA MÍ.
No es algo del pasado, algo que sucedió. Está sucediendo ahora.
Jesús me invita, me habla, me revela algo, me anima, me exhorta;
me cura, me libera, me recrimina, me toca, me mira, me felicita;
me elige, se me queja, me quiere, me envía, me hace persona.
Yo soy quien le pregunta, quien le pide, quien le acecha,
quien le escucha, quien le sigue, quien no le entiende,
quien le admira, quien es curado, enviado, querido...
Todo eso está pasando AHORA.
Este momento es el KAIRÓS de Dios, su momento de gracia para mí.
Creo que ocurre ahora lo que ocurrió entonces.
Este pasaje es una historia de hoy, no sólo del pasado.
Ocurre hoy en el mundo, en la Iglesia, en mí.
Lo que el Evangelio narra tiene que ver con mi vida.
Lo que en el Evangelio se dice, se me dice a mí o lo digo yo.
Lo que acontece, me acontece a mÍ...
Jesús es el protagonista. Yo soy un actor metido en escena.
Por eso leo el texto evangélico en primera persona,
despacio, varias veces, dejándome empapar por él.
3. Identificarme con los personajes
Me meto dentro del hecho, de la narración, como uno más;
y me voy identificando con los PERSONAJES que salen;
con lo que hacen y dicen, con lo que sienten, piensan y quieren...
Me identifico con el pueblo, los discípulos, los fariseos,
el enfermo, el ciego, el paralítico, el endemoniado,
el leproso, los que le admiran, los que le acechan;
con Pedro, Juan, la Magdalena, Marta,
con sus parientes, con el joven rico, con el administrador,
con la viuda de Naín, con el hombre que encontró un tesoro,
con la adúltera, con Nicodemo, con María..., según el texto elegido.
Finalmente, me identifico con Jesús.
Yo soy como Jesús, otro Jesús.
y dejo que fluyan los sentimientos.
4. Contemplar a Jesús
Leo el texto y me quedo CONTEMPLANDO a Jesús:
sus gestos, actitudes y palabras;
sus ojos, su corazón, sus sentimientos;
cómo habla, cómo trata a las personas;
qué experiencia tiene de Dios, su Padre;
lo que hace y lo que deja de hacer...
Permanezco quieto, junto a ÉL, cara a cara.
Miro, escucho, veo, siento, me alegro...
No trato de sacar conclusiones, ni decisiones éticas,
ni revisar mi vida, ni tomar compromisos.
Ni pienso qué me está pidiendo...
Sencillamente ESTOY contemplando, viendo quién es,
empapándome de su cercanía y amor,
de lo que hace conmigo y de lo que hace con otros.
Y, poco a poco, dejo que fluyan mis sentimientos:
alegría, alabanza, petición, perdón, ofrecimiento, disponibilidad, paz...
5. Fijarme en una frase
Leo el Evangelio y me fijo en una frase, o palabra, o gesto, o actitud.
La que más me llama la atención: Dios me habla a través de ello.
Después de acogerla, me dejo tocar por ella, dejo que me empape.
La rumio, le doy vueltas y vueltas,
le saco todo el jugo que puedo de buena noticia.
La acomodo a mi caso particular y me dejo interpelar por ella.
Dios me la dice a mí personalmente. Por eso es Buena Noticia.
Dios no suele soltar grandes discursos
Ni habla tan oscuro que tengamos que esforzarno
Después, si tengo tiempo, sigo leyendo,
pero... no me como todo el pasaje.
Me detengo en lo que me impacta de nuevo. Y hago lo mismo:
lo acojo, lo acomodo, lo repito, lo rumio, me dejo tocar.
6. Usar la inteligencia, el corazón y la voluntad
Con la inteligencia: apoderarme intelectualmente del texto,
conocerlo y poseerlo.
Para ello, leerlo despacio en presencia de Jesús, subrayando;
entresacar las cosas esenciales.
Leer también el comentario del texto.
En este momento, la palabra clave es CONOCER.
Con el corazón: empaparme cálidamente del texto
en diálogo afectuoso con Jesús; saborearlo.
Tratar de sentir las ideas del evangelio.
Para ello, repetir frases e invocaciones nacidas de dentro.
Meterme en escena. Experimentar con amor.
En este momento, la palabra clave es SENTIR.
Con la voluntad: expresar a Jesús mi deseo
de poner en práctica el contenido del texto.
Para ello, pedir con insistencia una decisión firme,
tomar un compromiso.
Convertirme y cambiar actitudes y vida.
En este momento, la palabra clave es QUERER.
7. Arar el texto
Cualquier pasaje evangélico tiene mucho contenido.
La costumbre de orar con él un día y pasar a otro texto,
o la de fijarse en una frase o sentimiento
y dar por hecho que hemos orado con ese texto,
es desperdiciar la mayor parte de él.
Frente a esas costumbres, tomemos el hábito de arar el texto,
frase a frase y palabra a palabra, desde dentro, metiéndonos en escena.
Acostumbrémonos a orar varios días con el mismo pasaje o texto.
Hay personas que pasan por todo superficialmente. No ahondan.
Y, claro, la Buena Noticia les parece una trivialidad,
que no merece la pena, que no dice nada. Es normal.
Para conocer, gustar y saborear el evangelio necesitamos
ARARLO Y AHONDAR en él.
Los tesoros no suelen estar en la superficie.
8. Repasar mi vida a la luz del Evangelio.
Aplicación personal
Si el Evangelio es Buena Noticia, hoy, para mí,
si seguir a Jesús es pro-seguir su causa,
si orar es vivir, experimentar la Buena Noticia...,
el evangelio ES y TIENE siempre una palabra viva
para mi vida, para mi situación actual.
Aplico el pasaje a mi vida:
Lo que necesito,
lo que no vivo,
lo que me anima,
lo que se clarifica,
lo que no quiero tocar,
mis avances y alegrías,
lo que no hago,
lo que me pide hacer.
Lo que tengo que discernir,
lo que es puesto en entredicho,
mi proyecto de vida,
lo que voy descubriendo,
mis dudas, temores, dificultades,
mis falsos ídolos y justificaciones,
lo .que puedo y. debo hacer,
mis compromisos...
9. Cuando no me dice nada: estar activamente
Releo despacio el pasaje varias veces.
Si nada resuena, sigo leyendo con amor y actitud de escucha,
muy despacio, parándome, intentando estrujar...
Dios tiene su hora y viene en su momento.
Quizás, cuando menos lo espero.
La ACTITUD DE ESCUCHA es ya una oración,
pues es estar con todo nuestro ser,
cara a cara, con Él, esperando y amando.
10. Volver sobre el mismo pasaje
Los pasajes evangélicos no son para orar con ellos una sola vez.
No basta con conocerlos. Son para saborearlos, gozarlos y vivirlos.
Por ello es necesario volver sobre ellos.
El Evangelio es buena noticia viva y sin fondo.
Nadie descubre su hondura EN UNA SOLA VEZ.
Es bueno y necesario volver a orar con aquellos pasajes o textos
que nos han impactado, que nos han removido,
que han resonado como Buena Noticia.
En la oración, como en el amor, hay que cultivar
lo que ayuda a su crecimiento.
Hay que volver, ante todo, sobre aquello que nos ilusiona
y mantiene nuestra esperanza,
y también sobre aquello que nos critica
o pone en entredicho nuestra vida y nuestro caminar.
No basta con descubrir la Buena Noticia;
es necesario perseguida
para hacerse con ella,
para gustada y saboreada.
Sugerencias de lectura como ayuda a la formacion franciscana en las fases del proceso formativo
Observaciones:
Ø La formación específicamente franciscana no sustituye, ni mucho menos, los contenidos centrales de la formación de la joven cristiana llamada por Jesús a la vida clariana: la verdad y vida de la revelación de Jesús, el crecimiento de la persona humana, la primacía de la Palabra ysu acogida, la centralidad de la liturgia y de la oración, el amor fraterno, etc. Lo franciscano no sustituye a nada, solamente tiene sentido dentro de lo cristiano, pero sí puede reforzar todos esos contenidos básicos, desde perspectivas asumidas en la experiencia preciosa y carismática de Francisco y Clara. Ocupa, pues, un puesto secundario complementario, pero enriquecedor, pues esa joven ha sido llamada por el Señor a dar continuidad en la Iglesia a ese precioso carisma.
Ø Formar un corazón franciscano no es cuestión de lecturas, es algo mucho más profundo. Pero conocer el pensamiento y la vida de Francisco y de Clara es útil e imprescindible para aprender a vivir, amar, darse, abrirse al Espíritu, educar el corazón en el seguimiento y vida de Jesús en sus actitudes y criterios, al estilo de Francisco y Clara. ¡Es mucho!
En esa labor, junto a otras formas de comunicación y animación, como el ejemplo personal y comunitario, etc., las lecturas y estudios pueden prestar un servicio necesario.
Ø En la asimilación de lo franciscano como doctrina, espiritualidad y criterios de vida no es tan importante dar con una lógica de los contenidos en sí mismos, o bien por ir de menos a más o bien siguiendo las fases históricas del proceso de Francisco y Clara.
En tiempo de formación es mejor abordarlo como apoyo y desarrollo a las fases de formación y de experiencia que vive la joven religiosa en cada fase. Para un estudio completo y ordenado siempre hay tiempo a lo largo de la formación permanente.
Ø Hay que observar también que hoy en día, en la Orden, se está trabajando muchísimo e incansablemente por lograr exposiciones cada vez más fieles a la vida y a la historia. Pero no existen todavía obras de conjunto satisfactorias. Es imprescindible un método activo que vaya examinando y recogiendo lo que viene dicho por los diversos autores. Se impone la selección y labor de síntesis.
1. AL NACER DE LA VOCACIÓN
En ese momento lo esencial es lo humano y lo cristiano.
Puede haber una cierta presentación de la vocación franciscana si parece oportuno.
Sugerencias concretas:
Los libros de Lainati y Daniel Elcid, sencillos y sugestivos, pueden prestar buena ayuda.
A lo mejor, las biografías también, sobre todo como breves noticias anecdóticas de Francisco y Clara.
Lectura y oración de algunas bellas oraciones de Francisco son un precioso acercamiento.
2. POSTULANTADO
Es una aproximación seria a la vida real de la comunidad. El postulantado es una iniciación en la vida del monasterio (Constituciones Generales art.188)
Es muy importante, pues en ese tiempo la joven, mientras cuida su formación humana y bautismal, avanza en el discernimiento respecto a su propia vocación. Se deben verificar las motivaciones vocacionales y la idoneidad necesaria.
Compartir la vida con las hermanas y entenderla es lo fundamental. Hay que ayudarle a integrarse en una comunidad fiel que le sirve de modelo y criterio. Es fundamental, en consecuencia, explicarle a la postulante los diversos elementos de la vida y sus formas. La formación debe partir de la vida, dando respuesta a las preguntas que broten. Eucaristía, liturgia de las horas, contemplación, lectura del Evangelio, 'comunidad, generosidad en el planteamiento de la vida, conversión, año litúrgico. .....
En ese contexto puede ser muy útil y oportuno conocer:
§ Los procesos de Francisco y Clara en su búsqueda de Jesucristo.
§ Una vida de Francisco.
§ Una vida de Clara.
§ Lainati, Daniel, acaso Ignacio Larrañaga...
Lectura de algunos escritos de Francisco y de Clara.
§ Para estos comentarios, Matura puede servir mucho.
§ También pueden prestar buena ayuda algunos artículos en la revista
§ .Selecciones de Franciscanismo.
§ Puntos fundamentales y sencillos sobre Jesucristo, Dios, el Evangelio, la oración, la vida espiritual Con citas de los fundadores.
§ Atentos siempre a las preguntas que brotan en las jóvenes.
§ Schneider sabe hablar respondiendo a las preguntas que hay en el ambiente.
§ Amunárriz presenta una visión de conjunto rica y sencilla.
3. NOVICIADO
Es el tiempo de iniciar la vida de la Orden. Siempre dentro de un crecimiento vivo y real en el seguimiento y experiencia de Jesucristo, y a la luz de una teología de la vida religiosa en general.
Ahora es decisivo que profundice en el espíritu de san Francisco y santa Clara y en su proyecto de vida, y que haga experiencia de ella.
Quién es Jesucristo, seguimiento, Dios y la vida espiritual, etc. a la luz de las perspectivas franciscanas. Los elementos constitutivos de la espiritualidad franciscana y de la vida franciscana: votos, vida de fraternidad, misión, oración, entrega, obediencia, pobreza, separación del mundo, crecimiento espiritual.
Así la joven profundiza en sus motivaciones y crece.
Se impone conocer:
§ La Regla como expresión de la vida de Clara. Contenido e historia de su redacción.
Comentarios útiles en este momento: Lainati, Matura, Lázaro Iriarte, Unanue, Schneider, artículos en la revista SelFran.
§ Las Constituciones Generales:
Comentario en Schneider, y en fichas de estudio de las Constituciones Generales, que se estudiaron en la Federación.
§ Acercamiento sistemático a los Escritos de Franciscoy de Clara.
Manejo de las fuentes. Parece imprescindible que conozcan los dos libros de la BAC
§ Y temática general franciscana en los diversos autores señalados.
Hay libros de gran riqueza espiritual.
Hay libros que enseñan a orar de forma c1ariana.
La revista Selecciones de Franciscanismo es insustituible.
Cada Maestra tendría que hacer un programa según posibilidades e intereses particulares.
4. JUNIORADO
Este tiempo potencia el crecimiento anterior en la asunción real de la vida comunitaria. Hay que descubrir la belleza de la vocación en contacto con la realidad. Este tiempo pretende ayudar a la joven a hacerse apta para vivir íntegramente su vocación y misión clariana, preparándola, después de un último discernimiento, para la profesión solemne.
§ Profundización en la vida de Francisco y de Clara.
o Sus posturas en medio de su tiempo.
Manselli, Bartoli.
o Profundización en los Escritos de Francisco y de Clara, en su conjunto y uno a uno.
o Lectura técnica de su lenguaje y preferencias. Fuentes
etc. Leer las introducciones de la BAC, el Precioso el libro de Matura: El otro Francisco
§ Estudio a fondo de los grandes temas constitutivos de la vida franciscana:
o Visión de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, de María, de la Iglesia.
o Vida espiritual y todo el conjunto de doctrina y espiritualidad de Francisco
y Clara. Con particular atención en los contenidos y en los métodos a la particular vocación contemplativa de la clarisa.
o Juan Pablo II, Leclerc, Pinedo, Matura, Schneider, Esser...
o Innumerables artículos de SelFran.
§ Historia de la Orden de Santa Clara.
o Lázaro lriarte, Jesús Sanz, Protomonasterio de Asís,
Omaechevarría.
Los santos franciscanos.Cremaschi.
§ Lectura de los Documentos Pontificios y Franciscanos.
o Se encontrarán en SelFran.
§ Vivencia actual de la Orden.
o Motivaciones, orientaciones prácticas.
o Nuestra postura en nuestro mundo actual.
o Bini, Schneider, Lainati.
Historia del monasterio propio. ..
5. FORMACIÓN PERMANENTE
Toda esta temática encuentra tiempo a lo largo de toda la vida,como formación permanente
Y todos sentimos la necesidad de alimentar las ilusiones del corazón con la luz del don de la vocación en todas las épocas de la vida.
Suele faltar una sistematización y orden. En parte es normal, pues el adulto lee aquello que le interesa, aquello que le falta, aquello que le preocupa.
Por esa razón conviene que en la biblioteca haya diversidad de autores, de perspectivas. Será la forma de que gusten los libros.
miércoles, 20 de agosto de 2008
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