miércoles, 28 de agosto de 2013

Curso de Formación Permanente -Septiembre 2013-



Siendo uno de los objetivos primordiales de Nuestra Federación la formación para ayudarnos a crecer y a maduraren nuestra hermoso carisma Franciscana-Clareana y de esta forma responder a nuestra altísima vocación  y elección a la cual nos llamó el Señor, nuestra Federación Inmaculada Concepción de monjas Clarisas del Perú, tendrá en el mes de septiembre próximo, del 9 al 20 de dicho mes Nuestro Curso de Formación Permanente concerniente al año 2013. Pidamos al Señor para que las hermanas que participen en él puedan sacar el mayor provecho para la vivencia gozosa de la fraternidad, bien de la orden, la Iglesia y todos nuestros hermanos que esperan de nuestra entrega generosa la Señor para ser puente de gracia y misericordia entre Dios y los hombres.

FEDERACIÓN “INMACULADA CONCEPCIÓN” – MONJAS CLARISAS
SEMANAS DE FORMACIÓN PERMANENTE
DEL 09 - 20 SEPTIEMBRE 2013
Hora
Lunes 09
Martes 10
Miércoles 11
Jueves 12
Viernes 13
Sábado 14
9 – 10:30
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
11 – 12:00
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario
Fr. Mario

Tarde





3 – 4:30
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Darío

5 – 6:00
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Mauro
 Fr. Darío


Hora
Lunes 16
Martes 17
Miércoles 18
Jueves 19
Viernes 20

9 – 10:30
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly

11 – 12:00
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly
Hna. Ma. Nelly


Tarde





3 – 4:30
P. Guido
 P. Darío

 P. Guido
P. Guido
 P. Darío


5 – 6:00
 P. Guido
 P. Darío
 P. Guido

P. Guido
 P. Darío



Nota: Domingo 15 paseo grupal.

Lugar: Casa de Retiros “San Francisco Solano” – Rímac.
Participantes: Federación “Inmaculada Concepción” de las Monjas Clarisas y Clarisas Capuchinas (Promedio: 50 religiosas)
PROFESORES:
Fr. Mario González OFM             : La fe como experiencia alegre y, en algunos momentos, dolorosa, en nuestros padres Francisco y Clara.
                       
Hna. María Nelly Vásquez Pérez : La Palabra de Dios, sustento de la fe en la consagrada y su vital necesidad para el crecimiento en la fidelidad evangélica.
Fr. Mauro Vallejo OFM               : La experiencia de la fe en las diversas etapas formativas de una Clarisa.                                           
   La escasez y la perseverancia de las vocaciones.

Fr. Guido Zegarra Ponce OFM     : La experiencia de fe en Francisco y Clara (énfasis: vocación contemplación clariana).
                  
Fr. Darío Mazurek OFMConv     : Vivencia profunda de la fe para renovar de forma gozosa nuestra consagración. Aspectos que contribuyan a ello.


Cada curso tendrá la distribución diaria siguiente:
-          Exposición del tema.
-          Trabajo de grupos o confrontación personal (a partir de textos o preguntas).
-          Socialización (plenarios u otros). Riqueza del compartir desde las propias vivencias.
-          Conclusiones.


                                          Fr. Mauro Vallejo OFM                                                
Asistente Espiritual de la Federación.   

Hna. María Ginelda de la Inmaculada
                                                  M. Presidenta.                                                                                                                       














martes, 26 de febrero de 2013








USG: ¡GRACIAS, SANTO PADRE!

Carta de agradecimiento del  Ministrio General, Fray José Rodriguez carballo al Papa Benedicto XVI

Beatísimo Padre, hace unos pocos días, en la Homilía dirigida a todos nosotros los Consagrados, en el día de la Presentación del Señor en el templo, usted nos exhortaba a una fe que sepa reconocer la sabiduría de la debilidad. Usted nos confortaba, de hecho, afirmando que “cuando la dureza y el peso de la cruz se hacen notar, no dudéis de que la kenosi de Cristo es ya victoria pascual”. Unos días más tarde, la fuerza de autoridad de estas palabras Suyas se convierte para nosotros en el icono en el que podemos admirar el gesto de amor con el que usted, dejando el Pontificado, tiene la intención de dedicarse de lleno a una vida consagrada a la oración por el bien de la santa madre Iglesia. Sí, sólo en su kénosi, Padre Santo, contemplamos ¡la victoria pascual de Cristo! Precisamente en Su rostro, vislumbramos la luz gloriosa de Aquel que, ¡muriendo en la cruz, nos ha inundado de esplendor!

En este grave momento, para usted y para nosotros, cuanto quisiéramos que se sintiera cercano a todos los Consagrados, que yo tengo el honor de representar y que, de alguna manera, le porto delante de sus ojos. Siéntanos cerca de usted, ¡nuestro querido Santo Padre! Advierta el unísono de nuestro corazón de hijos que con devoción le trasmiten su amor y un ¡profundo agradecimiento! Sí, lo queremos mucho, y deseamos decirle que nuestro afecto filial lo acompañe día tras día en Su futuro servicio de oración a beneficio de todos.

Nosotros los Consagrados, en este momento, queremos transmitirle, como en una palabra que resuma, la abundancia de nuestro agradecimiento: ¡Gracias, Santo Padre!

Gracias por querer terminar Su pontificado con un gesto profético y valeroso, fruto de oración, de gran lucidez, de profunda humildad y de Su amor por la Iglesia.

Gracias también por Su amor por la Iglesia, por la parresia evangélica con la que ha trazado el camino de purificación, hasta pedir perdón por el pecado de sus miembros.

Gracias por Su mirada cuidadosa a la complejidad del mundo, a sus debilidades, a los atractivos vacíos de lo que es penúltimo, a los lazos seductores del consumismo y, más aún, al peligro del relativismo: Sus Encíclicas y los numerosos discurso, puntuales y clarificadores, siempre nos han indicado con nitidez y determinación el camino de Cristo. Además, nos han nutrido en la común aspiración, inscrita en el corazón de cada uno, el anhelo de buscar a Dios. Sí, gracias por habernos confirmado en la fe con un Magisterio sobremanera rico de sabiduría y de firmeza evangélica. Gracias por el don de Su palabra sencilla y al mismo tiempo tan profunda. Gracias, una vez más, por el bello regalo del Año de la Fe.

Gracias, sobre todo, por Su amor a la Vida Consagrada y por haberlo manifestado en numerosas ocasiones. Por habernos sacudido varias veces, llevándonos a hacer memoria incesante del “primer amor” con el cual el Señor nos ha encontrado y hecho suyos. Por habernos recordado el primado de “estar con el Señor” para poderlo anunciar después y trabajar para Él. Por indicarnos la urgencia de la misión y de la Nueva Evangelización, cooperando, a través de la multiforme manifestación de nuestros carismas, la identidad misma de la Iglesia, su tarea principal, el de anunciar el Evangelio.    Por reconducirnos al espíritu de peregrinación, que nos da la fuerza de sacrificarlo todo por amor de Dios y de los hermanos. Por habernos dicho que nuestra alegría debe pasar necesariamente a través de la Cruz de Cristo. ¡Cuánta riqueza de enseñanzas! Haremos tesoro de su alto Magisterio, a través del estudio y la reflexión orante de sus escritos. Sí, Santo Padre, ¡Usted verdaderamente ha amado la Vida Consagrada! Este amor lo hemos percibido, así como advertimos en nosotros su eficacia propositiva y estimulante.

Al inicio de Su pontificado, nos dijo de considerarse un simple y humilde trabajador en la viña del Señor. Si la humildad es la medida de la grandeza de una persona, la confesión pública hecha el 11 de febrero confirma la verdad de aquellas palabras y, conjuntamente, Su grandeza. Gracias por habernos enseñado, de la cátedra de la vida, que la autoridad en la Iglesia es servicio.

De todos nosotros Consagrados: ¡Gracias, Santo Padre!

Permítanme, por último, añadir una palabra especial de gratitud que viene de mi condición de Ministro general y siervo de toda la Fraternidad de los Menores. Advierto el deber de darle las gracias por Su sublime magisterio franciscano, que llegó a manos llenas a nuestra reflexión y en el compromiso de ponerlo en práctica en nuestras vidas. Su amor por san Francisco y por la espiritualidad franciscana es de todos conocido: además de las numerosas referencias concernientes a nuestra forma de vida, brillan sus catequesis sobre san Francisco, santa Clara, san Antonio, san Buenaventura, el beato Juan Duns Escoto y otros autores de la Escuela franciscana. De esta manera, no sólo nos ha revelado su profundo conocimiento del carisma y de las piedras angulares de la espiritualidad franciscana, sino que también ha dado una interpretación cuanto más profunda para nuestro tiempo, cuanto numerosas fueron Sus instrucciones a conjugarlas con la complejidad del mundo actual. Su mismo peregrinar por la tierra de san Francisco, así como Su memorable visita a Tierra Santa, “la perla de las misiones franciscanas”, con la unción de Sus preciosas palabras cargadas de entusiasmo y ánimo, han sido una patente demostración de su grande amor por el Santo de Asís y por todos sus hijos hoy en día. Y como hace muchos años, al igual que el Poverello se comprometía a ser “súbdito y sujeto a los pies” de la santa madre Iglesia y del señor Papa, también yo hoy Le renuevo con devoción la promesa de obediencia y reverencia, vislumbrando en Su rostro la belleza de la Iglesia, Esposa de Cristo.

 

Roma, 13 de febrero de 2013, miércoles de Ceniza.

Fr. José Rodríguez Carballo, ofm

Ministro general, OFM

Presidente USG

 Artículo tomado de www.ofm.org